Prepárate para tu primera visita al nutricionista sabiendo cuáles son las preguntas que podrían hacerte.
Todos los profesionales de la nutrición tienen sus formas y perspectivas particulares para ayudar a sus pacientes, pero sus cuestionarios iniciales tienden a ser similares: ¿cómo son tus comidas diarias?, ¿haces ejercicio?, ¿cuáles son tus metas con este tratamiento?
Como con cualquier sesión de carácter médico, es normal sentir nervios en tu primera visita al nutricionista. Sobre todo porque se trata de un especialista que trabaja con un aspecto tan cotidiano como íntimo: el de la alimentación.
Cada nutricionista tiene su propia visión y metodología, pero la mayoría de las veces las preguntas iniciales coinciden, ya que buscarán detectar tus hábitos alimenticios, de actividad física y antecedentes familiares.
Quizás debas responder estas preguntas de manera escrita en un cuestionario, o conversando de manera directa con el profesional, pero lo importante es que contestes a conciencia y siendo honesto con tus respuestas.
Estas preguntas son sólo una guía.
La mayoría de nutricionistas las acomodan a su forma de trabajo y especialidades, así que no te sorprendas si te hacen variaciones o versiones más profundas y detalladas de ellas:
1.- ¿Con este tratamiento buscas resultados estéticos o de salud?
2.- ¿Qué errores crees que estás teniendo en tu rutina de alimentación?
3.- ¿Cocinas en casa, pides delivery o sales a comer fuera?
4.- ¿Cuántas veces comes al día?
5.- ¿Cada cuánto haces ejercicio?
6.- ¿Tienes alguna enfermedad, alergia o intolerancia?
7.- ¿Tienes antecedentes familiares relacionados con obesidad?
8.- ¿Quién compra los alimentos en tu hogar?
9.- ¿Quién prepara los alimentos en tu hogar?
10.- ¿Cuáles son tus frutas, verduras y hortalizas favoritas?
11.- ¿Cuál ha sido su mayor peso en la adultez?, ¿y tu peso menor?
12.- ¿Subes y bajas de peso constantemente?
13.- ¿Cuál sería tu peso ideal?
14.- ¿A veces comes de manera compulsiva y sin horarios?
15.- ¿En qué consiste tu desayuno?
16.- ¿Cuáles alimentos son los más comunes en tu almuerzo?
17.- ¿Cómo son tus cenas?
18.- ¿Comes en la calle?
19.- ¿Sientes que tienes la motivación para comenzar una dieta?
20.- ¿Estás dispuesto a comprometerte para conseguir tus objetivos?
Si eres un profesional de la nutrición, probablemente sabrás que muchas veces se genera resistencia por parte de los pacientes al enfrentarse a su situación alimenticia.
Suele haber miedo a dietas muy restrictivas, ejercicios físicos muy intensos o traumas del pasado que se reactivan al realizar el ejercicio introspectivo de revisar sus hábitos.
Es por esto que al momento de llevar a cabo el cuestionario inicial también debes tener en cuenta que el paciente mismo estará escuchando sus respuestas al contestar. Es decir, se volverá consciente de sus rutinas y comportamientos.
En este sentido, el acompañamiento en esa auto-escucha es fundamental para cualquier paciente de la nutrición: ponle atención a sus énfasis y también a lo que no está diciendo.
Se dice que las malas preguntas generan malas respuestas.
Puede que sea cierto, pero algunas veces las buenas preguntas también tienen malas respuestas por parte de pacientes muy cerrados o sensibles.
Ante esto, lo que hay que evitar como profesionales es presionar a que los pacientes tomen caminos que creemos son mejores porque nosotros estamos acostumbrados a ellos. Más bien, hay que optar por tener una posición de escucha y guiar nuestras preguntas en función de las respuestas que nos va dando el paciente.
Escucha con atención, repite lo que te dicen para asegurarte de que entendiste, confirma y re-confirma sus respuestas y no tus supuestos.
Recuerda que estás en una conversación con alguien que no maneja todos los conocimientos que tú sí tienes. Si necesitas una información técnica muy precisa, busca una forma amigable de llegar a ella sin que se sienta como un interrogatorio invasivo.
Una buena técnica para mantener la conversación fluyendo es mezclar preguntas abiertas con preguntas cerradas. Es decir, buscar la información precisa y también dejar que el paciente deje fluir sus necesidades e impresiones.
Para preguntas que pueden resultar más íntimas –como de historia familiar, hábitos intestinales, consumo de drogas y alcohol– analiza qué tan dispuesto estará a abrirse en esta primera sesión. Si no es así, siempre puedes hacerlas a medida que se desarrolle el tratamiento.
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Comunidad
Periodista. Dedicada a ayudar a profesionales independientes de LATAM a gestionar mejor sus negocios y centrarse en su pasión.