En el proceso de terapia con población infantil (desde los 3 a los 12 años), la primera sesión debe ser unicamente con la persona que se configura como adulta responsable sin el/la niño/a, lo que se explica en que en la práctica esto disminuye las ansiedades y temores, así como también aporta en que se responda a dudas, inquitudes y los y las adultas enriquezcan el proceso con su visión.
En esta primera sesión se recoje la expectativa que tienen de la terapia.
En la segunda sesión debe asistir el niño/a, la cual tiene como objetivo construir el vínculo terapéutico, es decir, que la persona pueda sentirse cómoda para poder iniciar la terapia, lo que es fundamental, ya que sin esto, es casi imposible llevarla a cabo. Si esto se genera, en esta sesión se aborda el motivo por el cual se buscó ayuda y en conjunto se co-construye una hipótesis comprensiva que represente y ayude a contextualizar lo que llevó a la persona a consultar. Se finaliza la primera sesión con la construcción de un foco, es decir, hacia donde se espera que vaya la terapia que serviría como horizonte. En algunas ocasiones, es necesario una segunda sesión para concluir esta primera etapa dependiendo de la cantidad de información y la necesidad de contención que necesite la persona, no obstante, habitualmente se logra en la primera.
Con población infantil esta fase puede tomar entre 2 a 3 sesiones, donde también se co-construyen indicadores de logro, que en términos concretos es cómo se va a verificar que el o los objetivos (foco) co-construidos en la primera sesión se van cumpliendo para que la persona y sus adultos/as responsables tengan la sensación de avance y logro.
Posterior a esto, se prepara en conjunto con el niño o niña la retroalimentación para compartirlo con sus adultos responsables. En esta fase se unen los objetivos planteados él/ella y por los/as cuidadores, estableciendo los lineamiento de intervención con ayuda del terapeuta. Finalmente se concreta esta instancia con las figuras adultas como hito previo a entrar de lleno en la intervención en sí.
Si esto se logra se inicia la fase de terapia, es decir, se emplean técnicas y acciones tendientes a la consecusión de los objetivos (lo que la persona quiere lograr en terapia)..
Cabe señalar que los tiempos de terapia son variables dependiendo de la profundidad del objetivo de la terapia, de la frecuencia de atención, el ritmo de avance de cada persona (hay personas que necesitan avanzar mas lento que otras en terapia para que el proceso sea llevadero), los recursos, los factores contextuales, familiares y extraterapéuticos, entre otros.
El proceso de terapia en sí, tiende a iniciar con mayor frecuencia. Se recomienda que en las fases iniciales la frecuecia no sobrepase los quince dias, ya que va conectada una con otra y si se extiende el tiempo, el proceso de va diluyendo. En fases más avanzadas de terapia se establece una frecuencia mayor, habitualmente cada tres semanas trabajando con tareas en los contextos donde se desenvuelve la persona que consulta y, finalmente, al cumplir los objetivos se inicia un proceso de refuerzo y seguimiento con caracter mensual o bimensual. Si esto se logra exitosamente se finaliza la terapia con un ritual de cierre.